SILUETAS
por Jaime Barba
Un silencio de luna atribulado
acaricia la sombra del boscaje.
La tierra, muda y triste, se ha quedado
y hay un reto ruinoso en el paisaje.
El tiempo apenas corre: se ha parado
siete veces sin bridas ni equipaje;
el río bajo el puente se ha secado,
y los peces sin casa ni ropaje.
Todo semeja un ramalazo agreste
tal un espejo resumiendo peste
entre delirios y sarcasmos rojos ...
La campana del tiempo nos despierta,
mas, cuando quise derribar la puerta
un cuervo verde me sacó los ojos.